Anoche me invitaron a una fiesta en el centro, en casa de una brasilenha que vivió en mérida. Las demás y yo nos fuimos de raite con una companhera saliendo de clases. Nos estacionamos a una cuadra de la casa, sobre la calle principal de la ciudad.
Saliendo del carro, esta companhera se da cuenta de algo, y nos dice que sin hacer mucho ruido la acompanhemos a la recepción de un hotel ahí mismo. Volteo y alcanzo a ver a un par de cholos asaltando a una muchacha.
Adentro del hotel, el recepcionista se rehúsa a llamar a la policía porque no tiene caso. Insistimos, pero solo un poco, temiendo molestarlo y que nos eche a la calle también. Como si fuera una pantalla de televisión, veo por la puerta de cristal como los mismos cholos van y vienen una y otra vez -caminando, corriendo, gritando- atrás de todos los peatones. Ni uno se les escapa. Y las palabras del recepcionista haciendo eco.
No tiene caso.
Hace 7 días estábamos los del pensionato pasando el rato con botellitas y una guitarra en una plaza a 2 cuadras de aquí, sábado tranquilón. Quien hubiera pensado que esa sería la primera vez que un policía me apuntara con un arma?
I might not be in paradise, after all.
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